Por José Alexander Bustamante-Molina
“No sé sabe qué pueda ocurrir” me dijo Miguel Zsnetar cuando le pregunté cómo terminaría el efecto Egipto como se le ha llamado. Una semana después, en la previa a la presentación de la edición 3 de El Club de la Serpiente en la librería La Rama Dorada de Mérida, le pregunté a Alejandro Padrón ahora respecto a Libia, nadie mejor que él me podía dar un argumento verosímil, fue embajador de Libia y durante varios años desde adentro, conoció el sistema de vida de aquel país, tiene un libro a punto de publicar sobre su estadía al norte de África. Padrón era el menos optimista, entendía que era una fuerza poderosa la de Gadafi, como la de Fidel, como la de Chávez tal vez.
Con un raro parecido a Charly García, quizá por su vestimenta, y sus poses de hombre poderoso y cosmopolitita, Gadafi se ha retratado con todo el mundo, su aspecto taciturno es un principal rasgo de seducción, todos caen ante el Líder. La lista incluye desde el más derechista hasta el más populista de los políticos, no tienen concesiones sus vínculos sociales y seductores. Para él, Libia es su pequeño pedazo del mundo, su administración y su forma de ser autónomo. Líderes indígenas, ex militares, militares presidentes, monarquías, liberales, conservadores, modelos hermosas, mafiosos, empresarios, todos pasan caminan por su alfombran y se regocijan en su carpa.
Quisiera compartir con todos una muestra al azar de imágenes pescadas en internet sobre Gadafi. Tituladas con apuro, todas un reflejo que nos ayudan a constituir sus capas ideológicas. Veremos qué pasa.
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