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Crónicas y series fotográficas de José Alexander Bustamante

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10.08.2010

Bajo el sol de Yucatán

Salvo el aire, todo en Cancún tiene su precio. Motivado por la curiosidad, en un mapa para turistas, solo en la zona hotelera conté más de 50 hoteles cinco estrellas, a lo que habría que agregar la cantidad de lugares de mayor confort en la zona de la Riviera Maya, a eso habría que añadirle la red hotelera para turismo de “bajo presupuesto” en playa del Carmen y en la propia ciudad de Cancún, donde la habitación más económica está a partir de 29 dólares.
            La noche del arribo, en la manga que une el avión con el aeropuerto, unos policías muy amables pidieron a todos los pasajeros que hiciéramos una fila y del otro costado, el equipaje de mano. Segundos después, un perro comenzó a olfatearlos buscando algún rastro de droga. Esa fue la bienvenida.
Minutos después, otra requisa al resto del equipaje antes de salir de la zona de aduana y finalmente la salida del aeropuerto y el encuentro con mi hermano Frank, su esposa y tres hijos, quienes ya llevan varios años en Canadá y que por motivos de este raro exilio político, con tinte fascista, miles de venezolanos han tenido que hacer vida y echar raíces en otras regiones del mundo[1].

           
          Todo es impecable en Cancún y cuando digo Cancún me refiero a la red turística de los estados de Quintana Roo y Yucatán. Avenidas sin huecos, caminaderías limpias, áreas verdes tipo postal, todos los servicios habidos y por haber para el disfrute de las vacaciones, todo tiene su precio en dólares. Digamos que mi presencia era más por el azar y por una invitación familiar, que por mi modesto presupuesto de viajero.
            Las playas de arenas blancas y de aguas color esmeralda, limpias, seguras, transmiten esa sensación de seguridad que nosotros los venezolanos perdimos hace años. Digamos que es un país normal,  lo que desearíamos tener.
Yucatán es una región absolutamente plana y muy caliente. Parques temáticos, paseos en barcos. Todo está hecho para el turismo, porque el turismo debe ser una política de estado, por eso se ve gente de todo el mundo, las playas de babel existen bajo el sol caliente de Yucatán.
            Junto a todo esto, el mundo prehispánico ha quedado dentro de este marco como sitios de máximo interés. Miles de personas en Chichen Itzá, cientos de visitantes en Tulum, y así sucesivamente en cada una de las ciudades mayas que han quedado como vestigios de una cultura de alcances enormes dentro de los parámetros de la producción del conocimiento del hombre.
            La masa de visitantes se cuenta por miles. Casi doscientos kilómetros a Chichen Itzá, en una autopista sin huecos ni policías acostados, es una vía que llaman “por cuota” lo que equivale a “peaje” en nuestro argot. También está la “libre” que pasa por otras poblaciones y seguramente estará en un estrado menos óptimo. La cuota corta está en 51 pesos mexicanos, y la larga en 220 (12 pesos por un dólar). Tulum a unos ochenta kilómetros, con otra vía en óptimas condiciones y libre.


        Cada lugar arqueológico tiene un costo de unos 50 pesos, en todos hay guías, seguridad, ventas de artesanías, que en el caso de Chichen Itzá están dentro de las ruinas mayas y hace que sea un factor, a mi manera de ver las cosas, de ruido visual y que distrae la atención, al borde de la saturación. Son cientos de vendedores, casi es una situación anárquica.
Más allá de eso, el recorrido a partir del templo de Cuculcán, que viene a ser la pirámide central, es una sensación de contacto cultural estremecedora, sin dejar de mencionar el observatorio y la cancha del juego de pelota, núcleo central del Popol-Vuh.
     Cuando nos acercamos a los glifos y las inscripciones en las piedras, podemos apreciar el registro de la historia maya en cada una de las figuras. Por algo es una de las maravillas del mundo. Veremos qué pasa.

                                                                                         (para Aura)


[1] Exilio no usual en nosotros, casos que eran comunes en dictaduras de Chile, Argentina o en lugares de desplazamiento como Colombia. Así son los militares, en el fondo, su espíritu es fascista.


1 comentario:

  1. las playas son de lo mejor, particularmente me gusta el mar y es de lo mejor, además que en este lugar hay una cabañas bastante agradables para tomar el sol, lo leí en este blog cabañasenyucatan.com

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