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Crónicas y series fotográficas de José Alexander Bustamante

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2.20.2010

En Irán, las mujeres no van al fútbol


Las comedias como género de representación artístico se caracterizan por disfrazar la realidad con el velo de la risa, lo cómico y hasta lo grotesco, por lo que la denuncia del discurso en muchos casos se hace sin que el denunciado lo perciba como un ataque a sus fundamentos ideológicos y de poder.
La película iraní Fuera de juego (2006) del director Jafar Panahi (guión de Shadmhr Rastin) se recrea en el juego que clasifica a Irán al Mundial de Alemania 2006. Bajo un modelo narrativo “kafkiano”, es decir, sin mostrar el objeto que se construye con el discurso ficcional, un grupo de mujeres van siendo arrestadas por querer entrar al escenario deportivo vestidas de hombres, debido a la prohibición a las mujeres para asistir a lugares donde la mayoría de las personas sean hombres. Los argumentos demarcan un claro desbalance de los derechos de la mujer en buena parte del llamado mundo islámico.


La película también ridiculiza el mundo y la “inteligencia” militar, ya que uno de los soldados que siempre está gritando a las mujeres no sabe a ciencia cierta por qué es la prohibición, hasta que un momento dice “son ordenes de los superiores”, “yo solo recibo ordenes”.
Sin embargo, y para sorpresas de muchos, el Irán que muestra la película, Teherán para ser más exactos, es una ciudad de grandes avenidas, carros nuevos  y en alguna medida se puede percibir bienestar social de carácter urbano. La diferencia y el alejamiento con dicha sociedad no está en su infraestructura, sabemos que es un país petrolero y que ha llegado a desarrollar energía nuclear para distintos fines, uno de ellos para hacer la “guerra santa”, y es justo ahí donde el mundo islámico se hace incompatible con nuestros valores culturales, occidentales o como queramos llamarle. Una sociedad que para muchos nos separa al menos dos cientos años. Mientras en occidente el hombre pudo separar la religión de la política, “la muerte de Dios” como lo alegorizó Nietzsche, una manera de  decirnos que ahora Dios es un ente más individual que social.


Vemos como en Irán la religión y la política siguen unidos como en la Edad Media lo era el cristianismo. En Irán tienen como autoridad máxima, por arriba de la sociedad y de los presidentes a un líder religioso que viene a ser una suerte de monarca de la fe, de administrador del porvenir del país.
Cuando se anima a un mundo multi-polar cuesta creer que escenas como las que nos deja ver “Fuera de Juego” releguen al sujeto femenino a ciudadanas de segunda clase. Una cosa es verlo desde la comedía, y otra cosa es hacer un ejercicio social de la realidad sin la risa. Lo divertido en los 89 minutos del largometraje deja de serlo en la milenaria cultura que ha llevado a la mujer al otro extremo. Es decir, en el mundo occidental nos muestra en muchos casos, a la mujer como  figura de la publicidad y de los modelos de la belleza, la frialdad y la banalidad del mercado, y en el mundo islámico es poco más que gente. Ni lo uno ni lo otro. El mundo al revés como dice el libro de Eduardo Galeano.


También es cierto que en muchos países de esos que llamamos “árabes”, el género femenino ha ganado espacios públicos, pero sigue siendo limitado. Muchos políticos y religiosos siguen justificando las prohibiciones como parte de los “valores de una cultura”, una justificación que pasa por la frase “es que ellos son así y hay que respetarlos”. Desde el fútbol “Fuera de juego” ha representado una realidad enmarcada en la pasión de un deporte popular que traspasa géneros y prohibiciones. Veremos qué pasa.

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