a Diomedes y Francisco, a Borges, sobre todo, por el modelo.
La noticia ha pasado desapercibida. Apenas un recuadro del 2 de febrero y de poco centimetraje en las páginas deportivas del diario La Nación de Buenos Aires: “Es catalán” decía el pequeño titulo. La nota es firmada por una agencia porteña de nombre NOC, de esas que buscan llamar la atención, lo que me ha generado cierta inverosimilitud. Al parecer NOC, Noticias, orbes y compañía descubrió que el jugador del Barcelona, el pequeño Lio llegó al mundo de España el 10 de junio de 1987, en un hospital de Sabadell.
Una semana después, los Messi, después de más de una década por razones desconocidas llegan a Rosario en la Argentina. Su padre había dejado un pasado con deudas en Barcelona, y un viejo amigo de la infancia le tendió la mano para trabajar como su ayudante en un “kiosco” rosarino, con la promesa de ayudarlo a estabilizar a su familia con un negocio propio, otro kiosco supongo, como forma de pago de un antiguo favor de la dictadura del 79.
Por más razones desconocidas, el pequeño Lio fue otra vez registrado, pero ahora como futuro ciudadano argentino. Pasó a un estado inusual para la época: la doble nacionalidad. Un empleado que digitaliza toda el historial del Hospital de Sabadell, en Cataluña, se ha conseguido con la noticia: la fecha del 24 de junio de 1987, fue la registrada en el hospital Paraná de Rosario. Es decir, 14 días después del certificado aparecido en el hospital de Sabadell.
Vino la vida en Rosario, el fútbol por todos lados, Central y Newell's Old Boys, Newell's Old Boys y central, los primeros pantalones cortos, el potrero, la crisis argentina y la falta de estatura del pequeño Lio.
Los Messi se vieron otra vez en la necesidad de salir del país austral, esta vez la huida fue por un motivo de Estado: el corralito financiero asfixió al padre del jugador de fútbol y el kiosco del amigo cerró para siempre. Nunca hubo otro kiosco, nunca hubo negocio.
La nota de NOC es ambigua, deja muchas dudas. Pero también deja indeterminadas las razones del regreso. Alguien murió en Cataluña por esos días, extraña coincidencia para que los Messi regresaran. La historia de Juan Villoro publicada en El País de España en marzo pasado es falsa, como es falso ese correo que le adjudican a Doctor Cordero, un intelectual venezolano radicado en Barcelona por estos días, donde certifica la historia de Villoro.
Cuando la familia argentina llega a España era notorio que el niño ya jugaba con mucha habilidad, que era una zurda prometedora. Es cierto, fueron a las inferiores, pero no del Barcelona, ni mucho menos antes a las de Rosario Central (otra notica falsa), fueron a las del Deportivo Sabadell y lo rechazaron (todo héroe debe ser rechazado). Otro rumor no confirmado: por capricho de Lio fueron a probar al Barcelona, por el antojo insoportable del niño de once años; el padre, como buen padre, lo llevó de la mano. La falsa historia de Villoro divulgada por Cordero habla de una espera de 14 días para que lo vieran los dirigentes del equipo, su crónica carece de verdad, sin embargo, sólo en eso tiene razón el mexicano: 14 días, nunca llegaron a un hotel – como él lo afirma-, los 14 días a los que hace mención Villoro, deben ser la distancia entre las fechas de nacimiento. Clara confusión.
También cuenta la nota de NOC -la que sólo apareció en la edición impresa de La Nación- que Julio Grondona se comunicó con Messi padre, y le ofreció favores económicos para que el pequeño no cayera en la tentación de no vestirse con la albiceleste, le rogó que afirmara que era argentino, que el ídolo Maradona está derrumbado.
Messi volvió a Barcelona a los 11 años; en el fondo es catalán, nunca dejó de serlo. Tiene dos fechas de nacimiento. No tardarán en salir muchas noticias antes del Mundial, falsas como las de Villoro; vendrá la polémica: Messi nació dos veces. El resto de la historia la sabemos. Veremos qué pasa.
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