La los hilos del poder se convierten en una poderosa máscara que en vez de mostrarnos a quienes lo controlan, los lleva a la invisibilidad, donde sospechamos, desde esa condición, controlan un universo limitado. En la medida en que el sujeto es más invisible, suele ser más poderoso.
He ido un par de veces al palco del Nou Camp del Barcelona, recordaba Enrique Vila-Matas, sentado en un sofá amarillo del hotel la Pedregosa de Mérida, el año pasado aquí en Mérida, en el marco de la Bienal de Literatura Mariano Picón Salas. La segunda vez que él visitaba el selecto espacio para mirar el fútbol, iba acompañando a los hijos del pintor Miró. Le preguntaron si él también era uno de los hijos, Vila-Matas asintió para no entrar en detalles y el portero los dejó pasar al privilegiado palco.
Cuenta el escritor catalán que en el entretiempo de aquel juego del que no importaba quienes se enfrentaban, en una barra del restaurant, Cruyf gesticulaba la actuación del Barcelona, evaluando con actitud de dedición influyente, mucho más que un directivo, mucho más que un presidente de un equipo de fútbol. Como lo cuenta Vila-Matas, es a partir del sujeto que controla la institución, que no necesita ser presidente para influir en la institución del fútbol, en este caso.
Los hilos del equipo los maneja el holandés, y genera una maravillosa suspicacia que Guardiola sea un técnico exitoso y siempre le agradezca a Cruyf como su mentor de futbolística intelectual, un circulo que es muy reducido, como los escritores y la literatura. No se imaginaba no el holandés no nadie, que estaba frente a un año que sería glorioso, histórico y único.
El mundo del fútbol está lleno de vacios, quien piense desde la estructura del fútbol se convierte en un sujeto influyente. El fútbol está lleno de poca inteligencia y eso lo ha visto Cruyf, Guardiola, Platiní, Valdano, y algunos pocos más. Como vemos, si el fútbol es el deporte más practicado del mundo, también es el menos inteligente. Jugar es pensar desde la diversión y pensar las sociedad desde un estado de diversión es una entrada de compresión a las redes sociales.
Si se comprende las relaciones de la sociedad, se comprende el hombre, pero el estado ideal se desdibuja cuando en la red de individuos existen los Cruyif que desde su poder son capaces de tomar una parte de la red social y controlan con los hilos invisibles del poder, como un fantasma que mueve los objetos, un titiritero, los hilos de Cruyf controlan los movimientos de la institución Barcelona FC.
El agradecimiento es una forma de entregarle el poder al otro. Johan Cruyif fue jugador y técnico del equipo blaugrana. Más allá del éxito deportivo, lo que le agradece Vila- Matas es la incorporación de espíritu de equipo, y dejar de mirar lo que hacía el Real Madrid, con Cruyif el Barcelona pasó a mirarse asimismo y eso es un principio de identidad. En la medida en que alejamos la mirada de nosotros mismos, en esa medida nos alejamos de la sociedad. El agradecimiento a Cruyif es mesiánico, está lleno de la identidad que desean los catalanes.
En la medida en que el poder hace invisible a sus dueños, la máscara nos hace ver un fútbol que sólo se va ensamblando desde su propio juego. Sabemos que existen sujetos visibles con el poder: Laporta, Florentino Pérez, Berlusconi, Macri, pero la lista de invisibles está indeterminada, infinita y en apariencia anónima. Es un juego de invisibilidades, aparecer es riesgoso. Vertemos qué pasa.
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